Si hiciéramos un listado de tecnologías que más han impactado a la sociedad del siglo XXI, sin duda yo pondría al smartphone, si no a la cabeza, en los primeros lugares. Lo que, para quienes vivimos nuestros años mozos en el siglo pasado, concebimos como un teléfono (cuya utilidad central es “hacer llamadas”), para los jóvenes y no tan jóvenes de esta tercera década del 2000, estos aparatos sirven para todo… y a veces, muy de vez en cuando, para hacer llamadas.
Con la voracidad de un agujero negro, los smartphones absorben cada vez más funciones y aplicaciones y han hecho de las pantallas el tema central de la vida moderna. Por medio de los smartphones nos comunicamos, nos entretenemos, jugamos, apostamos, nos enteramos de lo que pasa en el mundo, organizamos nuestras agendas, hacemos compras, pagamos deudas y servicios, trabajamos y hasta buscamos pareja.
Debido a la hiper funcionalidad de los dispositivos portátiles, hoy resulta irresistible pensar sobre el futuro de los teléfonos inteligentes. Desde chips injertados debajo de la piel (favoritos de los conspiracionistas) y anteojos con pantallas translúcidas que nos proporcionarían una visión del mundo tipo terminator, hasta relojes de pulsera con hologramas desplegables, muy a la idea de los super agentes secretos de la segunda mitad del siglo XX; muchos futuristas juegan con la siguiente generación de smartphones.
Comunicación de pecho
Algunos ya en prototipo y otros ya haciendo «pininos» en el mercado, los aspirantes a reemplazo de nuestros, ahora comunes, teléfonos de bolsillo van perfilando poco a poco cómo será el futuro de la comunicación, el entretenimiento y la productividad de las personas. Un caso interesante son los AI Pins, o prendedores inteligentes, los cuales entran en la categoría de wearables (dispositivos para vestir), los cuales si bien no parecen sustituir por completo a los smartphones, sí podrían convertirse en el complemento imprescindible, casi como hoy lo son los relojes inteligentes.
Los nuevos prendedores podrían tomar llamadas o enviar mensajes de voz a nuestros contactos. Quienes están diseñando estos aparatos apuestan a una comunicación más fluida a partir de interfases que incluso se activen con gestos. Algo interesante es que serán prácticamente nativos con la Inteligencia Artificial generativa, lo que significaría tener prendido al pecho a un asistente o un colaborador, más que un ornamento.
Estos equipos también contemplan sistemas integrados de realidad aumentada, pues no tendrán pantallas como los smartphones, pero podrían proyectar mensajes de texto, imágenes o videos hacia cualquier superficie, como podría ser, simplemente, la palma de la mano.
¿Solo un complemento?
Aunque la idea en sí misma pudiera parecer muy atractiva, en el mercado existen muchas dudas sobre su viabilidad. Incluso algunos expertos aseguran que será un gadget efímero, pues al enfrentarlo a los actuales dispositivos inteligentes con pantallas (o sea, nuestros smartphones), los AI Pins tendrían, desde el inicio, menor capacidad de procesamiento y almacenamiento, una batería de menor duración (debido al tamaña), funcionalidades comparativamente limitadas, una conectividad dependiente de redes locales (wi-fi).
La seguridad y la privacidad podrían ser otras limitantes. Ya en términos de costo y curva de aprendizaje para hablar de aspectos de velocidad de adopción, no necesariamente deberíamos pensar en desventajas, puesto que toda la tecnología tiene que primero pasar por ese camino y es bastante incierto querer hacer predicciones al respecto, pues la madurez tecnológica no siempre evoluciona de la misma manera.
Una de las ventajas principales y casi insuperable de los teléfonos celulares es su característica “manual” de uso. Se dice que Steve Jobs, fundador de Apple, tenía una fijación especial en el pulgar como instrumento poderoso del hombre, y de hecho, gran parte del desarrollo de los iPhone se ha basado en este dedo, y se trata de hecho de un componente evolutivo base del homo-sapiens, frente otros seres vivos contemporáneos.
Lo anterior nos hace pensar que por ahora los prendedores digitales serán complemento de los smartphones, los cuales serán algo así como la plataforma base de todas las tecnologías de comunicación. Y, respondiendo a la inquietud evolutiva de un principio, es muy probable que el futuro del teléfono inteligente de hoy no sea tan emocionante en el mismo dispositivo, sino que en realidad, la adrenalina de la innovación transcurra en los gadgets complementarios que podrían realizarse a su alrededor, para complementarlo de manera satelital. Y no vayamos muy lejos, basta ver nuestra muñeca izquierda para darnos cuenta.