Emprendedurismo organizacional

La innovación desde las entrañas

Las personas emprendedoras por lo general llevan en su ADN una chispa de creatividad, de valor y de tenacidad. En México son cada vez más las empresas nuevas que, en manos de estos verdaderos gladiadores empresariales, se abren camino en diversos sectores de la economía. Pero, siempre que hablo del tema, surge la idea de que este talento emprendedor no exige como condición no pertenecer a una organización, sino que puede desarrollarse y aportar sus ideas y proyectos desde las entrañas de una empresa, siempre y cuando, lo entienda y lo fomente.

El emprendedurismo corporativo, también conocido como intrapreneurship, se refiere a la práctica de fomentar el espíritu emprendedor dentro de una empresa establecida. En lugar de buscar la innovación exclusivamente a través de la adquisición de nuevas empresas o la colaboración con startups externas, las organizaciones que adoptan el emprendedurismo corporativo buscan estimular la creatividad y la iniciativa de sus propios empleados. 

Gifford Pinchot III, uno de los pioneros en este campo y autor de «Intrapreneuring: Why You Don’t Have to Leave the Corporation to Become an Entrepreneur«, destaca que el emprendedurismo corporativo implica proporcionar a los empleados el espacio, los recursos y el apoyo necesarios para que puedan desarrollar y llevar a cabo nuevas ideas y proyectos dentro de la organización.

No es un concepto desconocido

En México, diversas empresas han destacado por su enfoque en el emprendedurismo corporativo y su capacidad para impulsar la innovación desde dentro. Cemex, Grupo Bimbo y Grupo Modelo son ejemplos de empresas que han establecido programas y estructuras que fomentan la creatividad y la iniciativa entre sus empleados. Estas empresas han cultivado una cultura organizacional que valora y recompensa el espíritu emprendedor, como señala Linda Hill, autora de «Collective Genius: The Art and Practice of Leading Innovation«. Hill destaca que este enfoque permite a estas empresas mantenerse a la vanguardia en un entorno empresarial en constante cambio, adaptándose ágilmente a las nuevas demandas y desafíos del mercado.

Al comenzar este blog, hablé de emprendedores, de personas con un ADN particular, de gente. Para adoptar con éxito el emprendedurismo corporativo, las empresas deben identificar y desarrollar el talento necesario entre sus empleados. Esto implica buscar individuos con habilidades como la creatividad, la iniciativa, la capacidad de liderazgo y la capacidad de trabajo en equipo. Además, requiere un cambio en la cultura y la estructura organizacional para fomentar la autonomía, la experimentación y la aceptación del riesgo.

Esto me hace pensar en Gary Hamel, autor de «Leading the Revolution» y «The Future of Management«, pues destaca la importancia de crear un entorno que apoye y fomente el emprendedurismo corporativo, donde los empleados se sientan capacitados y motivados para contribuir con nuevas ideas y soluciones innovadoras.

La base es… el intraprenuer 

Como muchas otras disciplinas, en el discurso no parece ser un problema, pero la realidad es que esto implica de una cultura organizacional particular cuyo primer requisito es contar con un área de recursos humanos que tenga un esquema de identificación de aquellos empleados que, de manera consistente, muestren estas características de creatividad, iniciativa y liderazgo de las que ya hablamos.

Otro punto importante es tener la facultad de fomentar la participación de los empleados en la generación de ideas y la resolución de problemas, ya sea a través de programas formales de innovación o simplemente brindando oportunidades para expresar sus ideas.

Muchas veces, el talento es virgen y requiere de un proceso de mentoría a partir de programas bien establecidos, más allá de improvisar, porque esto último es válido, pero no siempre va a funcionar en el momento de implementar estrategias de desarrollo de nuevos proyectos, en los que se requiere de un carácter multidisciplinario. 

Tal como lo he visto en innumerables ocasiones en áreas de tecnología, no es tan sencillo establecer una cultura organizacional que valore la innovación, la iniciativa y el aprendizaje continuo y, sobre todo, que proporcione los recursos y el apoyo necesarios para que los empleados puedan desarrollar su potencial intrapreneurial, una capacidad que tiene un valor exponencial si se logra desde las entrañas de la organización, con los recursos (infraestructura, personal, información, liquidez, etcétera) que una nueva empresa, no siempre logra obtener, al menos con la velocidad que una empresa sí podría.

 

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