En entregas pasadas, escribía sobre la manera en que las nuevas plataformas financieras digitales han irrumpido en la forma de hacer pagos de las personas, incluso por fuera o muy en la periferia de las instituciones bancarias. Casos como DiMo en México, Cash App en Estados Unidos o Bizum en España, permiten que las personas realicen pagos o cobros a través de sus teléfonos, sin necesidad de contar con una cuenta bancaria.
Hasta aquí, “todo en orden”. Pero existe otra aplicación que indica que estamos apenas en una etapa muy temprana para estas aplicaciones. Me refiero a Venmo, que más que un sistema de pago se asemeja más a una red social transaccional.
Esta aplicación se ha popularizado en muchos segmentos de la población de Estados Unidos, pero sobre todo entre los más jóvenes. Es conocida por su capacidad de realizar pagos instantáneos entre amigos y familiares, y parece convertirse en una opción para gestionar finanzas grupales.
Por ejemplo, durante una comida en grupo. Muchos restaurantes ya no admiten generar cuentas separadas, por lo que los cargos solo se pueden hacer en una exhibición, una situación que obliga a pagar todo en efectivo, un instrumento de pago cada vez menos común.
Entonces, en una situación como esta, una persona puede pagar la cuenta mientras los demás transfieren su parte a través de Venmo en tiempo real. Incluso, pueden juntar el pago de todos en una sola cuenta en el instante, sin usar el sistema bancario. De esta manera, todas las deudas estarían saldadas antes de siquiera terminar la sobremesa.
Dónde está el dinero
Los usuarios de Venmo tienen la opción de mantener su dinero dentro de la aplicación (lo cual funciona como una especie de ‘cuenta Venmo”) o transferirlo a una cuenta bancaria conectada. Esto ofrece una flexibilidad notable pues permite a los usuarios elegir cómo y cuándo manejar sus fondos.
Venmo también se ha convertido en una herramienta útil para negocios y para llevar a cabo movimientos de inversión y financieros en lo personal. Por ejemplo, un servicio de jardinería o de traducción puede recibir pagos fácilmente a través de la plataforma, utilizando códigos QR para transacciones rápidas y sin complicaciones.
Una usuaria de esta aplicación me mostraba cómo, luego de hacer un pago a un “handyman”, para el retiro de los adornos navideños de la parte alta de su casa, tomó parte del saldo disponible en Venmo para comprar, dentro de la aplicación, algunas criptomonedas que se sumaron a una cuenta Bitcoin a cuyo rendimiento le da seguimiento de manera constante.
Moneda social
Pero lo que considero más notable es cómo Venmo está adquiriendo características de una red social. Los usuarios pueden personalizar sus perfiles, ver las actividades de sus amigos, dar ‘me gusta’ y comentar en las transacciones públicas. Debido al registro público (que es opcional) de las transacciones, podrías por ejemplo, que un amigo tuyo contrató un servicio que estás buscando, como un servicio de banquetes, un arreglo floral o un trabajo de carpintería. Entonces, bastará con preguntarle cuánto pagó y cómo le fue con la calidad del servicio entregado. Como dueño del negocio, podrías convertirte en el “proveedor oficial” de un grupo de amigos”.
Claro que, al ser una aplicación pensada para ser una red pública, también podrías darte cuenta de que ¡tus amigos se fueron a cenar sin ti! Esto no sería tan agradable, pero nos deja claro que genera el impacto emocional y de utilidad que otras plataformas de social media.
Pero adelantándome a lo que seguramente ya están pensando, Venmo ofrece opciones de privacidad donde los usuarios pueden elegir ocultar el monto de sus transacciones o mantener su perfil completamente privado.
Lo anterior subraya una tendencia creciente hacia la personalización del control de privacidad en las plataformas financieras. Como en cualquier otra red, existen personas que transitan por pasillos ocultos, y otras que lo hacen totalmente expuestos, como toreros abriendo plaza.
Incluyente y seguro
Algo importante, según la retroalimentación que he podido recibir al respecto, es que Venmo ofrece cierto nivel de protección al consumidor. En transacciones comerciales, se cobra una comisión a las empresas, lo que proporciona un mecanismo de reclamación en caso de que el producto o servicio no cumpla con las expectativas. Este respaldo al parecer está generando mayor confianza y es lo que ha permitido que esta aplicación gane terreno.
Todo parece indicar que el futuro de Venmo y su crecimiento dependerá de cómo continúe integrando elementos sociales en su plataforma. Sin duda, representa un caso fascinante de cómo un sistema de pago puede evolucionar hacia una red social.
Tras observar esto, no puedo evitar plantearme la pregunta de si, en el futuro, las redes sociales también se transformarán en sistemas financieros, borrando las líneas entre la interacción social y la actividad económica.
Pero sobre todo, a partir de lo vertiginosa que es la digitalización, el gran cuestionamiento con el que debemos poner nuestras ideas a volar es ¿cómo serán las instituciones financieras de la próxima década?