Subestimamos la sostenibilidad corporativa

¿Subestimamos la sostenibilidad corporativa?

Mucho hablamos actualmente sobre la importancia de la sostenibilidad para el desarrollo de las empresas y, cada vez más, sabemos del interés de las organizaciones en adoptar medidas y ajustarse a la normatividad relacionada con ello. 

Pero aún me pregunto si le estamos dando la dimensión justa. 

Cada vez resulta más evidente que las iniciativas relacionadas con la sostenibilidad deben ser originadas y fundamentadas desde la misma planeación estratégica en una organización debido, no solamente un tema de responsabilidad social y con el medio ambiente, sino también porque exige un impacto positivo en los resultados de las organizaciones.

Me he encontrado con muchos casos en los que, cuando los directivos hablan de sostenibilidad, están haciendo referencia única, o principalmente, al medio ambiente. Pero esta es en definitiva una visión corta. 

La sostenibilidad tiene que ver con responsabilidad social, pues tienen un impacto significativo en el medio ambiente y en las comunidades en las que operan; creo que eso es lo más claro e inmediato, pero los beneficios de implementar buenas políticas de sostenibilidad son muchos otros como, por ejemplo, la eficiencia. Al reducir el consumo de recursos naturales, como energía y agua, y al adoptar medidas para minimizar los residuos y la contaminación, las empresas pueden ahorrar costos a largo plazo. 

También, ser sostenible brinda acceso a nuevos mercados y oportunidades de negocio, pues es creciente la cantidad de consumidores que valoran y prefieren productos y servicios que sean amigables con el medio ambiente. Más aún, y en el sentido opuesto, algunas industrias están adoptando requisitos de sostenibilidad como parte de las normativas y regulaciones, lo que puede limitar el acceso al mercado a aquellos que no estén alineados.

Sostenibilidad con dividendos


Un punto que tal vez muchos empresarios están pasando por alto es que, debido a la importancia que se está dando al cuidado ambiental y a las políticas de sostenibilidad en el mundo, es cada vez mayor el número de instituciones financieras, como bancos, fondos de inversión y organismos de desarrollo, las que buscan apoyar, de manera prioritaria, proyectos y empresas que cumplan con criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés). 

Esto se traduce en que aquellas organizaciones que cuentan con políticas de sostenibilidad bien fundamentadas lleven mano en el acceso a financiamiento con tasas preferenciales o condiciones más favorables. Sin duda un incentivo que no puede pasar desapercibido.

Pero esto no acaba ahí. También, por parte los dueños del capital están orientándose hacia mercados más sostenibles y buscan empresas que generen un impacto social y ambiental positivo en el tiempo, como un elemento adicional a la búsqueda de beneficios económicos. Es un hecho que los inversionistas y los capitales ángel, ya tienen en sus prioridades empresas que muestren indicadores de desempeño relacionadas con mejores prácticas en el cuidado y gestión del recurso humano, de protección del medio ambiente, cuidado de la energía y reducción de la huella de carbono; por mencionar algunas que ya se relacionan con la eficiencia operativa.

Más aún, los clientes y socios comerciales a lo largo de las cadenas de valor de las diferentes industrias están ya comprometiéndose a construir prácticas de sostenibilidad en sus procesos de adquisición, en las decisiones comerciales y en la entrega de nuevos proyectos, que ya incluyen modelos de trazabilidad que aseguren procesos sostenibles de punta a punta. Europa, es punta de lanza en esta generación de proveeduría basada en normas y regulaciones que aseguren, de extremo a extremo, el compromiso sostenible. 

Las empresas que cumplen con políticas de esta índole comienzan a tener mayores ventajas competitivas dentro de las cadenas productivas y de entrega de servicios que, por ende, les generan mayores oportunidades para el despliegue de nuevos negocios, la obtención de contratos comerciales y el acceso a nuevos mercados. 

Nuevas generaciones


La incorporación de la generación Z, o centennials, como consumidores, y también como fuerza laboral, es un aspecto que debe ser tomado en cuenta por las empresas, ya que se ha comprobado que son, en lo general, más conscientes de los problemas ambientales y sociales, puesto que han crecido en un contexto de cambio climático, crisis ambientales y una ampliación de la brecha económica con respecto a lo que sucedió a mediados del siglo XX en la época de posguerra. 

Esto ha provocado en ellos una mayor conciencia con respecto a la importancia de la sostenibilidad, por lo que para ellos resulta importante que las corporaciones adopten medidas concretas en torno a este tema.

Lo anterior tiene un impacto en los bienes y servicios que consumen, los cuales prefieren si están creados bajo conceptos de economía circular. Pero no es todo, los centennials prefieren trabajar en aquellas empresas que estén genuinamente comprometidas con prácticas de sostenibilidad y con una clara responsabilidad con el medio ambiente, la sociedad y con las personas, lo cual implica una observación de dichos valores en la cultura organizacional y, también, en los ejes estratégicos de negocio de las organizaciones. 

Es innegable que la entrada de los centennials al mercado y a las empresas ha generado mayor énfasis en la sostenibilidad e impulsa a las organizaciones a adoptar medidas concretas para abordar estos desafíos. 

Todo lo anterior nos deja claro que la sostenibilidad debe ser un componente clave en la planeación estratégica de las organizaciones debido a los numerosos beneficios que aporta. No solo se trata de cumplir con responsabilidades sociales y ambientales, sino también de generar impactos positivos en los resultados empresariales. Las empresas que incorporan la sostenibilidad en su estrategia obtienen ventajas competitivas al acceder a financiamiento sostenible, atraer a inversores y fondos de inversión de impacto, y ganar preferencia en el mercado. 

No debemos perder de vista, que en la actualidad, la planeación estratégica con el componente inherente de sostenibilidad contribuye a mejorar la reputación de la empresa, generar visibilidad y atraer a clientes, inversores y socios potenciales; y garantiza el crecimiento sostenible, la creación de valor a largo plazo y la contribución positiva al entorno social y ambiental en el que operan.

 

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